Todas las guerras de liberación hunden sus raíces en la primera de todas ellas, la que los españoles libraron, hace exactamente dos siglos, contra los ejércitos de Napoleón. En 1807, el Emperador, embriagado por sus triunfos, lanza sus soldados a la conquista de la Península pensando que será un paseo militar: «Es un juego de niños, esa gente no sabe lo que es un ejército francés; créame, será rápido», declara. Seis años más tarde, 110.000 soldados franceses han encontrado la muerte en España o en Portugal, y la retirada termina ante las murallas de Toulouse. Es todo un...