En la cuarta y última entrega de Pies descalzos, que abarca de 1950 a 1953, con la Guerra de Corea como trasfondo, la lucha de Gen es más intensa que nunca. Cuando la madre de Gen exhaló su último aliento, el mundo volvió a derrumbarse. Fue como si la bomba arrasara de nuevo la ciudad. Tal fue su ira que se lo habría hecho pagar al mismísimo general MacArthur y al emperador. La impotencia se apoderó de él y solo recuperó la esperanza con un viejo consejo de su padre: imitar al trigo que, tras soportar el frío y ser pisoteado, siempre brota y crece alto y fuerte. Ello, unido al...