Pasiones ocultas

Penny Jordan, nacida el 24 de noviembre de 1946 en Preston, Lancashire, Inglaterra, fue una escritora británica reconocida principalmente por sus novelas románticas. Con una carrera que abarcó más de tres décadas, se convirtió en una de las autoras más prolíficas y leídas de su género. A lo largo de su trayectoria, publicó más de 200 novelas y relatos cortos, muchos de los cuales alcanzaron un alto nivel de popularidad y fueron traducidos a varios idiomas.

Jordan estudió en la Escuela Secundaria de Preston y luego continuó su educación en el Instituto de Arte de Manchester. Su pasión por la escritura comenzó en una edad temprana, y a los 17 años ya había escrito su primera novela. Sin embargo, no fue hasta 1980 que publicó su primer libro, que marcó el inicio de una exitosa carrera literaria.

Una de las características más notables de las obras de Penny Jordan es su capacidad para crear personajes complejos y situaciones emocionales profundas. Sus historias a menudo giran en torno a relaciones complicadas, conflictos familiares y dilemas éticos, lo que les da una profundidad que va más allá de la típica novela romántica. Desde sus inicios, su estilo ha evolucionado, incorporando elementos de suspense y drama psicológico, lo que ha atraído a un público más amplio.

A lo largo de su carrera, Penny Jordan fue reconocida con numerosos premios y honores. Su capacidad para conectar emocionalmente con los lectores la convirtió en una figura muy querida dentro del género. Sus libros figuraron en listas de bestsellers, y algunas de sus obras más populares incluyen títulos como "The Sheik's Chosen Bride", "The Man Who Could Not Forget", y "The Other Side of the Sky".

Aparte de su trabajo en la ficción, Jordan también fue una defensora de la lectura y la escritura creativa. Participó en talleres literarios y escribió artículos sobre la industria editorial, brindando orientación a escritores emergentes y compartiendo su experiencia sobre el proceso creativo.

Lamentablemente, en 2018, Penny Jordan falleció a la edad de 71 años, dejando un legado literario que continúa inspirando a lectores y escritores en todo el mundo. Su impacto en la literatura romántica es incuestionable, y su habilidad para contar historias que resuenan en el corazón de la gente asegura que su trabajo será recordado y celebrado por generaciones.

Un sola noche jamás sería suficiente... La atracción entre el jeque Xavier Al Agir y Mariella Sutton surgió de manera instantánea y arrolladora. Pero para Mariella aquel hombre era terreno peligroso. Xavier no tenía la menor intención de dejar de ser soltero... pero cuando aquella tormenta los dejó a solas en el desierto, la pasión se apoderó de ellos... Una noche que jamás podrían olvidar. Y ella, que siempre había soñado con tener un hijo, ideó un plan para hacer que aquella noche no fuera la única y así poder quedarse embarazada de él...

Maggie Russell era una chica de ciudad que de repente se encontró sola en mitad de una inundación, hasta que el duro Finn Gordon acudió en su ayuda. Lo primero que hizo fue llevársela a su granja y reírse de su incómoda ropa de diseño... y después empezó a quitársela prenda por prenda. Tras cuatro noches de pasión desenfrenada, Maggie tuvo que regresar a la ciudad muy a su pesar. ¿Volvería a verlo algún día? Sí, pero esa vez ataviado con un elegante traje. ¿Habría ido el apuesto terrateniente en busca de su chica de ciudad?

Plan maestro El oligarca ruso Kiryl Androvonov tenía un rival, el multimillonario Vasilii Demidov. Por suerte, Vasilii tenía un talón de Aquiles: su hermana Alena, a la que protegía a toda costa. El plan maestro de Kiryl era seducir a la encantadora Alena y, cuando hubiera conseguido que se entregara a él, utilizarla para chantajear a Vasilii y lograr así el contrato que completaría su imperio económico. Aparentemente, el magnate ruso no tenía nada que perder, ya que la propia Alena podía ser el premio más codiciado de todos... hasta que la joven descubrió que Kiryl la había...

Ward Hunter tenía serias razones para despreciar a Anna Trewayne, y un accidente la puso en sus manos. Había perdido la memoria y creía que él era su amigo y amante. Él solo quería reclamarle el dinero que creía que le había estafado a su hermano, pero la sensualidad de Anna lo había atraído a su casa, a sus brazos, a su cama... Sin embargo, ¿cómo reaccionaría ella cuando recuperase la memoria y se diera cuenta de que todo había sido un engaño?

En muy poco tiempo, Meg no podría seguir negando la evidencia. Sin embargo, estaba totalmente decidida a guardar su secreto mientras visitaba a sus padres, en California, y terminaba de aceptar el hecho de que iba a ser madre soltera. Pero a Niccolo Dominici, un viejo amigo de la familia dedicado al negocio de los viñedos, no se le podía engañar fácilmente. Al más puro estilo italiano, insistió en que debía cuidar de Meg y del pequeño. Meg sabía que su matrimonio con aquel hombre moreno y guapo no sería sólo de conveniencia...

Cuando comencé este trabajo, era muy excitante. Cada vez que le contaba a la gente que era una científica especializada en ejecutar experimentos sexuales, quedaban atónitos y querían conocer todos los detalles. No los culpo. Los detalles podían ser muy jugosos. Hablar de cuerpos sensuales entrelazados me encendía de sobremanera. Me quedaba frente a ellos, tomando notas en mi sujetapapeles, pretendiendo que solo los veía por mi interés en la investigación, pero por dentro sentía que me derretía. Pero después de un tiempo, viendo todo tipo de actividad sexual, me comenzó a aburrir...

La culpa era de mis amigas. ¿Cómo si no iba a estar pasando por ésto? Ellas habían sido las que me lo habían puesto delante, las que me hicieron mirarlo con otros ojos, las que me hicieron desearlo en silencio. La culpa tenía que ser de ellas… ¿Cómo podía ser de otra manera? ¿Acaso yo habría empezado a espiarlo si no llega a ser porque me hicieron verlo como lo veían ellas? Con lascivia… Odiaría por siempre a mis amigas, y los putos viernes. Los viernes siempre me traían a Víctor a casa, sin prisas, con sus amigos y sus bromas, con sus palabras obscenas y sus confesiones de ...

Kim recibe con naturalidad un encargo trivial más en su formación como aprendiz de albañil. Esta vez se trata de la reparación de una ducha en una de las casas del barrio de las embajadas. Lo que Kim no se esperaba es que la señora que le abre la puerta vestida apenas en albornoz, una atractiva cuarentona, lo guiará por la senda del placer que hasta ahora era insospechado para un joven e inexperto albañil como él. ———— "Me arrodillé en los azulejos calentados por el sol y la arrimé al borde de la hamaca antes de hundir mi cara entre sus muslos. Tenía un sabor maravilloso de ...