Recetas para amar y matar

El doctor Jock Blaxton era un estupendo obstetra y adoraba a cada niño que ayudaba a traer al mundo. Sin embargo, su pasado le impedía tener uno propio. Su relación con las mujeres era muy problemática. No solía salir más de dos veces con ninguna, pero la doctora Tina Rafter, que llegó para cuidar a los hijos de su hermana y comenzó a trabajar en el hospital de Gundowring, lo deslumbró. ¿Estropearían su relación los fantasmas del pasado?

Este recopilatorio de relatos cierra una triologia empezada en Cuidado con los salvajes y seguida por Cronicas temporales. En esta ocasion he seleccionado catorce cuentos que junto al grueso de los otros dos libros reunen casi la totalidad de historias de ciencia ficcion que he escrito a lo largo de estos ultimos anos. No tienen una cronologia definida y es una seleccion de cuentos; algunos ineditos, otros surgidos de improvisacaciones ideadas para el taller literario conocido como Forjadores o publicados en El portal de ciencia ficcion bajo la atenta tutela de Federico G. Witt.

Mohamed Limmigri, un emigrante marroquí, está a punto de jubilarse después de pasar años empleado en una fábrica de coches francesa. La idea de dejar el trabajo, sin embargo, le provoca un difuso malestar. Es el momento de hacer balance de toda una vida, y en ella descubre más sombras que luces. Lamenta, sobre todo, que su familia se haya desestructurado y el no haber sabido educar a sus hijos para que no perdieran sus señas culturales y religiosas. La nostalgia del pasado le lleva a regresar a su aldea natal con el objetivo de construir una enorme casa en la que pueda reagrupar a los...

Este libro camina con exquisito tino entre la literatura negra y la ertica, sus personajes aunque aletargados en el mbito heroico, nos contaminan de un efecto inquietante y morboso. Lo primero nos lleva al deseo de atisbar al mundo verdadero el cual, pese a que se ha convertido en un gran mercado donde todo se vende y todo se compra, es un lugar menos provocador que los iturraldianos contornos convexos. Pero lo segundo, el morbo puro, nos mantiene asidos a cada a una de las lneas por el malsano deseo de enterarnos, si el corolario que nosotros encontraremos en el cuento es el mismo que ya...