Picasso

Un maravilloso obsequio para esa princesa especial que hay en tu vida: cartas personales de su Rey. ¡Cada día ella encontrará inspiración en una carta para vivir como la princesa radiante que es! ¡Ahora, las niñas entre cuatro y nueve años pueden descubrir que en verdad están llamadas a ser parte de una familia real! Comprenderán lo mucho que las ama y adora Dios, el Rey de reyes.

La pasión amorosa, auténtico motor de gran parte de la mejor literatura, aparece en El desierto del amor como objeto de análisis en sus aspectos más oscuros. A partir de Maria Cross, la protagonista de esta novela que atraviesa un sinfín de miserias morales, Mauriac analiza los conflictos que habitan en el interior de los humanos, su lucha constante contra el mal, desde una particular entonación romántica.El desierto del amor es una novela turbadora, donde Mauriac reconstruye con precisión quirúrgica la psique de tres personajes atrapados por la soledad, la degradación de un mundo...

�Qu� pasar�a si te encontraras a un beb� b�ho en tu patio? �Sabr�as qu� hacer? �D�nde ir�as a pedir ayuda? �nete junto con Madie y Max mientras aprenden una valiosa lecci�n sobre un peque�o b�ho perdido en El rescate del beb� b�ho. El par de hermanos s�lo quer�an jugar beisbol. �Nunca esperaron encontrarse cara a cara con un animal salvaje! Esta historia nos recuerda a todos que vivimos en un mundo rodeados de animales salvajes, y esos animales se merecen nuestro respeto y tenemos que ser cautelosos.

..".Tantos pensamientos la hicieron sentir extraña ¿Y si estoy loca? Bueno, estar loca no era tan malo, porque legalmente ello supondría el desconocimiento total de todas sus obligaciones. Pero si quería tomar esa premisa o afirmación como cierta (como su principio de vida), según su ex profesor de matemáticas, tendría entonces que demostrarla y para ello... "Antes de demostrar una teoría, primero debes delimitar y definir, el universo que va a ser puesto en estudio...." Visto así, ¿qué sería estar loca? Estar loca..." En una ciudad y un trabajo donde nada parece cambiar, Sandra, ...