El diario de Sandy

Título original: El asesino del candado / La neurona que mordió la manzana. Se trata de un thriller psicológico sobrenatural de misterio, intriga y suspense, que se sumerge en los complicados entresijos de la mente de un asesino. Sinopsis: A veces la vida se puede retorcer de tal manera que nos parece que estamos viviendo una pesadilla que no nos corresponde. Nada más llegar a su destino turístico, un inteligente aunque ingenuo joven amante de los juegos de rol y apasionado de los números y las matemáticas se verá atrapado en una oscura trama. El misterio comenzó cinco años atrás...

Desde Toledo a Madrid, de Tirso de Molina, tiene su antecedente en el tercer capítulo de su "novela" Cigarrales de Toledo. Un hombre celoso y despechado, en una noche de pendencia, irrumpe al huir de la justicia en la alcoba de una dama. El encuentro hará que los dos se replanteen la vida a la que parecen predeterminados ante la posibilidad de un nuevo y verdadero amor. Doña Mayor, es una dama toledana que se va a casar por compromiso en Madrid, al día siguiente. Don Baltasar, pretende conquistarla. Durante dos jornadas de viaje entre Toledo y Madrid, asistimos a una lucha contra reloj,...

En un mundo lleno de injusticias para la comunidad LGBTQ+, tras la muerte de su novio, Isidro escribe un diario apasionante que muestra oscuras revelaciones. En el fervor de la intriga comienza a descubrir verdades que otros no ven. Con el corazón roto, enfrenta la vida con valentía. Aunque su novio siga danzando por el cielo, Isidro nunca lo dejará de amar. Impotencia, dolor, y tristeza o plenitud, felicidad y alegría, ¿Cuál es tu motivo para llorar en la vida?

Era un día cargante en Nueva York. El cielo tenía un color plomizo oscuro, había algo de bruma y se mascaba la polución que sabía a una mezcla de gasolina mal quemada, humos varios y neumáticos. Will Hammon pisó a fondo el freno de su «Mercedes» descapotable color plata. Las ruedas chirriaron sobre el asfalto de la Tercera Avenida, pero se detuvo justo en el paso de peatones, quedando las ruedas delanteras sobre la franja amarilla. El gigante irlandés que vigilaba en aquel punto de la ciudad la farragosa circulación, le miró, ceñudo; no debían de gustarle los coches...