Rafael Pombo, nacido en Bogotá, Colombia, el 19 de noviembre de 1833, es considerado uno de los poetas y fabulistas más importantes de la literatura colombiana y latinoamericana del siglo XIX. Su obra ha perdurado en el tiempo y continúa siendo estudiada y apreciada por su aguda inteligencia y su estilo inconfundible.
Desde muy joven, Pombo mostró un interés notable por la poesía y la literatura. Tras completar su educación en el Colegio Mayor de San Bartolomé, Pombo decidió estudiar derecho, lo que le permitió tener un enfoque más amplio del mundo. Sin embargo, su verdadera pasión siempre fue la literatura. A mediados de la década de 1850, comenzaría a publicar sus primeros poemas, lo que marcaría el inicio de su carrera literaria.
A lo largo de su vida, Rafael Pombo se trasladó a varias ciudades, incluyendo Caracas y Nueva York, pero su amor por Colombia nunca se desvaneció. En 1860, Pombo se estableció en Bogotá, donde se integró en círculos literarios y sociales que le permitirían desarrollar su talento. Durante este tiempo, su poesía evolucionó, fusionando elementos del romanticismo con una visión más crítica y social, lo que lo llevó a convertirse en una figura prominente en la literatura colombiana.
Una de las características más distintivas de la obra de Pombo es su habilidad para crear fábulas que, a través de la ingeniosa utilización de animales y situaciones cotidianas, transmiten valiosas lecciones morales. Obras como “El mono de la fábula”, “La escuadra de los ratones” y “El tigre y el hombre” son ejemplos perfectos de cómo Pombo utilizó la sátira y el humor para abordar temas serios como la codicia, la hipocresía y la justicia social.
Su trabajo también se extendió a la poesía lírica, donde exploró temas del amor, la naturaleza y la vida cotidiana. Algunos de sus poemas más conocidos incluyen “El niño de la calle”, “La niña de la flauta” y “La danza de los auroros”. Estos poemas no solo destacan por su belleza estética, sino también por su habilidad para conectar emocionalmente con los lectores, invitándolos a reflexionar sobre el mundo que los rodea.
Pombo también se dedicó a la enseñanza y fue un ferviente defensor de la educación pública. Creía firmemente en el poder transformador de la educación y abogó por su mejora en Colombia, convencido de que era el único camino para el progreso del país. Esta visión se refleja en su obra, donde la educación y la moral son temas recurrentes.
El legado de Rafael Pombo trasciende su vida y su obra. Es considerado el precursor de la poesía infantil en español, pues su enfoque en la enseñanza a través de la literatura ha influido en generaciones de escritores y educadores. Su habilidad para comunicar verdades complejas a través de narrativas simples y accesibles ha hecho que sus fábulas y poemas sean un recurso invaluable en la educación de niños y jóvenes.
Pombo murió el 5 de mayo de 1912 en Bogotá. Su obra ha sido objeto de estudios literarios y ha dejado una huella indeleble en la literatura hispanoamericana. En su honor, se han establecido calles, escuelas y premios literarios con su nombre, asegurando que su contribución a la literatura y la educación no sea olvidada.
Hoy en día, Rafael Pombo es recordado no solo como un destacado poeta y fabulista, sino también como un defensor de la educación y un artista comprometido con la realidad social de su tiempo. Su capacidad para innovar y su dedicación a la creación de un mejor futuro para su país lo convierten en una figura ejemplar en la historia de la literatura colombiana.