A merced del millonario
La había elegido por necesidad, pero la quería a su lado por placer... El millonario Pierre Newman necesitaba una prometida urgentemente. La inocente Georgie no se parecía en nada a las sofisticadas mujeres que solían caer rendidas a sus pies, pero serviría. Aquel falso compromiso debía resultar creíble, por lo que Pierre exigió que durmieran en la misma habitación... y en la misma cama. Si tenía que hacerlo, tenía intención de hacerlo bien y disfrutar de ello tanto como pudiera... Lo que Pierre no imaginaba era que junto a Georgie encontraría más placer del que nunca habría...