Amigos con derecho a roce

"Aún así no podía verlo, seguía vendada y no podía adivinar su siguiente movimiento, la siguiente jugada de su juego erótico. Me puse en sus manos. Nuestras lenguas se unieron como serpientes hambrientas. Ansias. Anhelos. Luego se detuvo sin avisar." Ahora ya solo queda recordar, volver a revivir a través de la fantasía, mientras se hace el duelo por la relación que no funciona, que tantas y tantas veces ha probado llegar a su fin. No sería tan duro de aceptar si no fuese porque el sexo es el mejor que te puedas imaginar, esas sesiones ardientes de placer, de simbiosis y de orgasmos ...